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Era ganar o ganar. Al Barça sólo le servía el triunfo para acceder a octavos en el último partido del grupo A de la Champions. Y esos tres puntos empezaron a ganarse incluso antes de que el árbitro pitara el inicio. No es una exageración. La afición, como siempre en las noches épicas, respondió a las mil maravillas. El Camp Nou se llenó hasta la bandera y el ambiente fue espectacular. Los gritos de ánimo y el gigantesco mosaico en la grada -con los colores del club, la 'senyera' de Catalunya, y el lema 'Som-hi tots!' (¡Vamos todos!)- parecieron alentar a un equipo que, tal y como anunció Ronaldinho en la víspera, salió a por el gol "desde el primer minuto".
El brasileño, que siempre está cuando más se le necesita, hizo buenos sus augurios, y fue una pieza fundamental para que el Barça encarrilara el triunfo en una primera parte de ensueño. No estaban los lesionados Eto'o ni Messi, pero aún así el equipo fue lo más parecido a un vendaval. Fútbol de ataque en estado puro. Los de Rijkaard dejaron claras sus intenciones desde el minuto 4, cuando Gudjohnsen no llegó por muy poco a un centro envenenado de Giuly.
El Barça salió con la lección bien aprendida. Su presión por todo el campo era asfixiante y el Werder se vio 'arrinconado' en su propia área. Su portero, Wiese, tuvo que multiplicarse y se lució poco después en un trallazo de Giuly (10').
Ronaldinho y 'Guddy' deciden
El 1-0 se veía venir. Y apenas tardó en llegar. Su autor y 'creador' fue, cómo no, Ronaldinho. El brasileño, estelar, fue derribado por Wome en la frontal del área. Y su forma de ejecutar la falta fue magistral. Su chut raso y centrado se coló por debajo de la barrera, sorprendiendo a todos, incluido Wiese (1-0, 12').
El Barça estaba lanzado y sentenció por la vía rápida. Apenas seis minutos después, en el 18', Ronaldinho se sacó de la chistera un pase en profundidad para Giuly. El francés desbordó a Wome en la banda, y su pase en el área lo remachó Gudjohnsen a bocajarro (2-0, 18').
Lo difícil ya se había conseguido, pero aún quedaban 70 minutos por delante. El Barça continuó cercando al Bremen, y la goleada pudo haber sido de escándalo. Giuly perdonó dos goles cantados. El primero, en el 20', al enviar fuera un mano a mano con Wiese. Y el más grave, en el 35', cuando tras un jugadón de Deco (el luso llevó el balón casi de área a área), Gudjohnsen, tras driblar a tres defensas, remató al poste y Giuly, solo a puerta vacía, disparó fuera de forma completamente incomprensible.
El Bremen se creció tras el descanso
La segunda parte fue otra historia. Quién podía imaginar que, tras unos primeros 45 minutos tan magníficos, el Barça iba a mostrar una imagen tan distinta y lo iba a pasar tan mal. El equipo salió dormido, bajó la guardia, dejó muchos espacios y el Bremen se creció. Los alemanes salieron en tromba, y obligaron al Barça a encerrarse en su área. Klose, en el 54', falló una contra ante Valdés; el meta barcelonista tuvo que lucirse poco después ante Almeida (58'); y, en el 60', un centro-chut de Jensen desde el vértice del área se estrelló en la cruceta.
Las embestidas del Werder, sin embargo, también permitieron al Barça disponer de buenas ocasiones. Así, en el 56', Gudjohnsen recibió un pase en profundidad de Ronaldinho, pero falló ante Wiese. Lo mismo que le ocurrió a Giuly, otra vez, en el 80': el galo no estuvo fino ante el meta germano.
La segunda parte dejó una nota negativa: la lesión de Andrés Iniesta. El canterano se lesionó el tobillo izquierdo tras sufrir una entrada de Frings y fue sustituido por Xavi en el 72'. El público despidió al manchego coreando su nombre, como ya ocurrió cuando marcó ante el Villarreal.
Y en febrero, los octavos
La entrada de Thuram por Motta aportó aplomo a la defensa catalana y el Bremen, poco a poco, fue dejando de creer en sus posibilidades. El 2-0 final hizo justicia a los méritos de un Barça que salió airoso del 'grupo de la muerte', el más complicado de la Champions. Lo hizo como segundo, ya que el Chelsea ganó al Levski y acabó líder. Eso implica que, en octavos, el Barça deberá jugar la vuelta fuera de casa. Un mal menor si se tiene en cuenta que, para entonces, el 20 febrero y 7 de marzo, habrá recuperado a dos de sus mejores bazas: Eto'o y Messi. El primer gran escollo ya está superado. El campeón empezó a poner el rumbo hacia la gran final de Atenas...
El brasileño, que siempre está cuando más se le necesita, hizo buenos sus augurios, y fue una pieza fundamental para que el Barça encarrilara el triunfo en una primera parte de ensueño. No estaban los lesionados Eto'o ni Messi, pero aún así el equipo fue lo más parecido a un vendaval. Fútbol de ataque en estado puro. Los de Rijkaard dejaron claras sus intenciones desde el minuto 4, cuando Gudjohnsen no llegó por muy poco a un centro envenenado de Giuly.
El Barça salió con la lección bien aprendida. Su presión por todo el campo era asfixiante y el Werder se vio 'arrinconado' en su propia área. Su portero, Wiese, tuvo que multiplicarse y se lució poco después en un trallazo de Giuly (10').
Ronaldinho y 'Guddy' deciden
El 1-0 se veía venir. Y apenas tardó en llegar. Su autor y 'creador' fue, cómo no, Ronaldinho. El brasileño, estelar, fue derribado por Wome en la frontal del área. Y su forma de ejecutar la falta fue magistral. Su chut raso y centrado se coló por debajo de la barrera, sorprendiendo a todos, incluido Wiese (1-0, 12').
El Barça estaba lanzado y sentenció por la vía rápida. Apenas seis minutos después, en el 18', Ronaldinho se sacó de la chistera un pase en profundidad para Giuly. El francés desbordó a Wome en la banda, y su pase en el área lo remachó Gudjohnsen a bocajarro (2-0, 18').
Lo difícil ya se había conseguido, pero aún quedaban 70 minutos por delante. El Barça continuó cercando al Bremen, y la goleada pudo haber sido de escándalo. Giuly perdonó dos goles cantados. El primero, en el 20', al enviar fuera un mano a mano con Wiese. Y el más grave, en el 35', cuando tras un jugadón de Deco (el luso llevó el balón casi de área a área), Gudjohnsen, tras driblar a tres defensas, remató al poste y Giuly, solo a puerta vacía, disparó fuera de forma completamente incomprensible.
El Bremen se creció tras el descanso
La segunda parte fue otra historia. Quién podía imaginar que, tras unos primeros 45 minutos tan magníficos, el Barça iba a mostrar una imagen tan distinta y lo iba a pasar tan mal. El equipo salió dormido, bajó la guardia, dejó muchos espacios y el Bremen se creció. Los alemanes salieron en tromba, y obligaron al Barça a encerrarse en su área. Klose, en el 54', falló una contra ante Valdés; el meta barcelonista tuvo que lucirse poco después ante Almeida (58'); y, en el 60', un centro-chut de Jensen desde el vértice del área se estrelló en la cruceta.
Las embestidas del Werder, sin embargo, también permitieron al Barça disponer de buenas ocasiones. Así, en el 56', Gudjohnsen recibió un pase en profundidad de Ronaldinho, pero falló ante Wiese. Lo mismo que le ocurrió a Giuly, otra vez, en el 80': el galo no estuvo fino ante el meta germano.
La segunda parte dejó una nota negativa: la lesión de Andrés Iniesta. El canterano se lesionó el tobillo izquierdo tras sufrir una entrada de Frings y fue sustituido por Xavi en el 72'. El público despidió al manchego coreando su nombre, como ya ocurrió cuando marcó ante el Villarreal.
Y en febrero, los octavos
La entrada de Thuram por Motta aportó aplomo a la defensa catalana y el Bremen, poco a poco, fue dejando de creer en sus posibilidades. El 2-0 final hizo justicia a los méritos de un Barça que salió airoso del 'grupo de la muerte', el más complicado de la Champions. Lo hizo como segundo, ya que el Chelsea ganó al Levski y acabó líder. Eso implica que, en octavos, el Barça deberá jugar la vuelta fuera de casa. Un mal menor si se tiene en cuenta que, para entonces, el 20 febrero y 7 de marzo, habrá recuperado a dos de sus mejores bazas: Eto'o y Messi. El primer gran escollo ya está superado. El campeón empezó a poner el rumbo hacia la gran final de Atenas...
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